El café de Motozintla es uno de esos cafés que te cuentan una historia en cada sorbo. Desde el ejido Berriozábal, Rosember Escobar Pérez, productor de segunda generación, continúa con una tradición familiar que lleva más de 30 años cultivando café con dedicación y respeto por la tierra.
Una finca con historia y alma
Finca La Laja no es solo una parcela cafetalera, es un reflejo de generaciones que han cuidado del campo chiapaneco. Rosember creció entre cafetales y desde muy joven aprendió a entender el ritmo del clima, la tierra y los granos. Hoy en día, él lidera su finca con una visión clara: producir un café excepcional que honre su herencia.
Cultiva a 1,700 msnm, una altitud ideal para desarrollar granos con mayor complejidad. Las variedades que Rosember trabaja —Typica, Bourbon y Oro Azteca— son conocidas por su elegancia y riqueza en taza. Cada una aporta algo único a esta mezcla que sorprende desde el primer trago.

Proceso artesanal con técnica precisa
El café de Motozintla ha sido procesado por el método lavado, con una fermentación controlada de 24 horas en tanques. Luego se enjuaga cuidadosamente y se seca al sol, un paso clave para preservar las notas frescas y complejas que se desarrollan en la finca.
El resultado: un café de tostado medio con notas de frutos rojos, cacao y un fondo herbal, perfecto para quienes buscan una taza limpia, equilibrada y con carácter.
¿Por qué este café es especial?
Porque cada grano representa la pasión de una familia y el trabajo consciente de Rosember. Porque nace en un rincón privilegiado de Chiapas y porque respeta los tiempos del campo. Este café no solo se toma: se honra. 🍃☕
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